Angel de Dios, Mi querido Guardián;
fuiste enviado para protegernos.
En este día permanece junto a mí,
para alumbrar y guiar,
guardarme y dirigirme.
Enseńame, mi querido Angel de la
Guarda, a conocer a Dios, para amarlo
y servirlo por siempre.
Aléjame de todo peligro
y enseńame el camino al Cielo.
Amén.